Redacción El Suriano.
Desde hace algunos años, la delincuencia ha crecido de manera impresionante, pareciera que las autoridades hacen nada para detener la ola de ilícitos que sufre la población en nuestro país.
Una de las modalidades para robar, actualmente, a la gente, es la extorsión telefónica, en donde se les dice a las personas que uno de sus familiares está secuestrado y de no pagar cierta cantidad de dinero por el rescate del susodicho, el familiar será ejecutado sin miramientos.
Este delito no es nuevo, pero se ha puesto de moda ya que se puede ejecutar sin tener que dar la cara e incluso desde la cárcel, además se lleva a cabo de manera anónima a través del aparato telefónico. El método que los delincuentes usan es llamar a las casas diciendo que son trabajadores de la compañía de luz, de algún banco, o de la misma compañía telefónica, después piden los datos (según ellos para checar que todo esté bien) y alegan que los usuarios son elegibles para obtener algún beneficio o poder participar en alguna promoción. Se pudiera pensar que esto solo pasa en las ciudades grandes, ¡mentira! Esto pasa en todos los lugares donde se tiene servicio de teléfono, inclusive en pequeños poblados donde la gente cree que son bromas de mal gusto y no denuncian los intentos de extorsión.
Si en algún momento usted recibe una llamada extraña, nunca dé sus datos personales, se supone que las empresas que le prestan algún servicio ya los tienen, asegúrese de que sus familiares estén bien antes de entrar en pánico y lo más importante, denuncie el hecho. Ya por último, récele al santo de su devoción para que las autoridades hagan su trabajo, quizás algún día suceda el milagro y podamos vivir tranquilos y seguros.