Redacción El Suriano
El día del trabajo tiene su origen en una necesidad de reconocimiento y respeto de los derechos de los trabajadores. Todo empezó en Chicago y de ahí, el espíritu de protesta se extendió por muchos lugares del mundo como México. Históricamente, en nuestro país la situación de la clase trabajadora nunca ha sido la mejor. Desde la época prehispánica el grueso de la población vivió sometida a un régimen donde tenían que trabajar para que unos cuantos vivieran con comodidades y privilegios. Llegó la conquista y las cosas no cambiaron, de hecho, con el paso del tiempo empeoraron. Por eso fue que se llegó a la Independencia.
Siendo México un país libre, tardó mucho en encontrar la estabilidad hasta que Porfirio Díaz con su dictadura logró un avance industrial, que sin embargo tuvo un alto costo humano. Surge un nuevo descontento que agremió a los trabajadores de las fábricas, a los mineros y hasta a los campesinos, iniciándose así el movimiento obrero en México.
Para hablar de la historia del día del trabajo en nuestro país, hay que remitirnos al Gobierno de Porfirio Díaz. Ese largo régimen tan criticado entre otras cosas, por la estructura económica desfavorable para el grueso de la población. Debemos reconocer que el impulso económico y la industrialización del país se dieron en este periodo como en ningún otro hasta entonces, sin embargo, todo tiene un costo, lo desafortunado fue que lo pagó la población.
La explotación excesiva por parte de los patrones a sus trabajadores, las malas condiciones laborales, entre otras muchas situaciones, fueron elementos de los que se valió este régimen para alcanzar la industrialización del país. A pesar de que en aquella época se vivió un gran momento de inversión extranjera, la maquinaria era cara y no podía competir con la enorme cantidad de mano de obra barata, así que de cierta manera se utilizaron ambos recursos. Pero las maquinas no se quejan, la mano de obra siente, así que tras años de condiciones laborales lamentables el descontento se generalizó. La población, influenciada por los movimientos políticos, la mala situación del campo y los abusos contra los obreros, fue consolidando movimientos de trabajadores.
LA SITUACIÓN DE LOS TRABAJADORES DEL PAÍS
La mala situación de la clase trabajadora en todo el país en los tiempos del Porfiriato, era generalizada, desde las haciendas henequeras de Yucatán hasta los latifundios ganaderos de Chihuahua, pasando por los campos cafetaleros del valle nacional y los ingenios azucareros de Morelos, Veracruz y Puebla. A esta situación no escaparon los trabajadores mineros del centro y norte de México que también se vieron maltratados por un sistema capitalista preindustrial. Ante las condiciones desfavorables de que eran víctimas los trabajadores, y con un régimen al que no le veían fin por las reelecciones de Porfirio Díaz, no pasó mucho tiempo para que la clase trabajadores empezara a organizarse y a protestar por su situación. Pero Díaz había aprendido de Benito Juárez que para bien de su gobierno y no de su población, las rebeliones indígenas y campesinas debían ser derrotadas y aniquiladas porque el ser reaccionarias le significaban al gobierno una oposición al progreso, la libertad y la preciada consolidación del orden social y el Estado.
Es importante mencionar que el porfiriato cargó además con los retrasos e injusticias de gobiernos anteriores como el de Juárez. Para muestra del sentir de los mexicanos trabajadores, las siguientes líneas pronunciadas por el campesino Julio López Chávez, antes de ser fusilado en 1869, "Los que pacientemente nos hemos dejado arrebatar lo que nos corresponde nos llamamos trabajadores, proletarios o peones [y] con suma tristeza hemos visto que [los hacendados] han tenido refugio en los faldones republicanos, lastimándose así los intereses... de los pobres".
LAS PRIMERAS ORGANIZACIONES OBRERAS EN MÉXICO
Aunque mucho se habla de la industrialización y el descontento de los trabajadores durante el porfiriato, hay que señalar que desde la segunda mitad del siglo XIX, existía un descontento en la clase trabajadora por la falta de garantías otorgadas por la constitución de 1857, por lo que se dieron por aquellos años, las primeras organizaciones de obreros.
Para entender mejor la situación que vivían los obreros basta mencionar que las huelgas estaban prohibidas, las jornadas de trabajo llegaban a durar 16 horas, los horarios se imponían al arbitrio de los patrones, los trabajadores no tenían viviendas propias: habitaban en sitios que les alquilaban los propios dueños de las fábricas donde laboraban, comían lo que compraban en tiendas de raya, y estaban sujetos a malos tratos.
Algunas de las organizaciones obreras que han sido clasificadas como parte del mutualismo y el Corporativismo, buscaron la fundación de un banco protector de las clases pobres, el mantenimiento de un asilo para mendigos y obreros inhabilitados para el trabajo, la constitución de grandes centros obreros para buscar el mejor servicio en el interior de los talleres y de las fábricas, la reglamentación de un sistema de socorros a los socios enfermos y auxilios a las familias de los fallecidos. Además, estas organizaciones llamaban a la abstención completa en los problemas políticos del país y a luchar por la paz de la República. Desafortunadamente estas organizaciones no tuvieron mucho éxito, principalmente porque no fueron eficaces en la defensa de sus derechos ante los patrones y gobierno.
Las condiciones de trabajo obligaron a la unificación de los trabajadores en sociedades mutualistas y hermandades. Una de ellas fue el Gran Círculo de Obreros (GCO) que se estableció en Contreras y llegó a convertirse en la organización más importante en el país con sucursales en diferentes Estados. Sus objetivos estaban encaminados hacia "el bienestar y la mejora de la clase trabajadora". El origen del Gran Círculo de Obreros se remonta a la década de 1860, y su primera directiva se nombró en septiembre de 1872, tres años después contaba con 28 sucursales, en su mayoría de obreros textiles, seguidos por los sombrereros artesanos. La principal arma de los obreros textiles del Valle de México fueron los múltiples brotes huelguísticos, para luchar por la desaparición de la tienda de raya, la reducción de la jornada de trabajo (de 14 a 12 horas de labor diaria), servicio médico, medicinas en las enfermedades profesionales y la abolición del trabajo nocturno.
El gran círculo de obreros libres creado en 1901, había nacido como una sociedad de resistencia para defenderse de los capitalistas, de los extranjeros y del gobierno. Pero sus dirigentes fueron tocados por el gobierno de Díaz para que asiera y disminuyeran sus manifestaciones; después de Cananea (1906) y Río Blanco (1907), se estima que fueron asesinados 200 obreros y que 400 fueron hechos prisioneros.
Los obreros que pertenecieron al gran círculo, y que eran simpatizantes y militantes del Partido Liberal Mexicano, fueron objeto de una terrible persecución y se les prohibió entrar a las manifestaciones del Gran Círculo. El magonismo fue el precursor de las dos primeras grandes huelgas del siglo XX en nuestro país. Acosados políticamente Ricardo Flores Magón y compañeros, por Díaz y los grupos hegemónicos de la revolución en proceso, se manifestaron y difundieron sus ideas en algunos lugares de la República; no obstante, es en Estados Unidos donde apresan a Ricardo. Éste fue enviado a la cárcel varias veces, hasta que murió en Noviembre de 1922 en una cárcel de Kansas.
La Casa del Obrero Mundial y Venustiano Carranza
Una nueva organización obrera vendría a formar parte del escenario político: la Casa del Obrero Mundial. Sus actividades fueron hostiles tanto al gobierno de Madero como al de Huerta. Combatió con éxito los esfuerzos de los moderados que estaban a favor de Madero para establecer un sindicato, la Gran Liga de la República Mexicana. Defendían el anarcosindicalismo como un plan que anticipaba la toma definitiva del poder por parte de los obreros por medio de una huelga general que de acuerdo con sus políticas, acabaría con el capitalismo.
Desafortunadamente, la sensación de independencia de esta organización obrera no duraría mucho, en febrero de 1915, la Casa se alió abiertamente con el movimiento revolucionario constitucionalista en contra de las fuerzas armadas campesinas de la convención de Aguascalientes a cambio de la autoridad total para organizar consejos obreros y sindicatos en cualquier parte. La casa contribuyó directamente con 7000 hombres al esfuerzo militar constitucionalista, para derrotar a Villa y Zapata. Una vez finiquitadas las batallas contra los ejércitos campesinos, los obreros enlistados (que por cierto triunfaron) fueron informados del acuerdo roto por Venustiano Carranza. Habían sido vilmente engañados; y no sólo eso, sino que Carranza suprime la Casa porque "no era el momento propicio para el estallamiento de las huelgas de los electricistas y tranviarios en el Distrito Federal, y la de los mineros de El Oro, en el Estado de México, exigiendo el pago de salarios en oro o en papel moneda equivalente".
Fuente: elombligodelaluna